Cada día son más las tiendas que ofrecen tarjetas de fidelidad a sus clientes. Muchas de estas tarjetas suelen llevar incorporada una tarjeta revolving, tarjetas de crédito que ofrecen el aplazamiento del pago de la compra realizada.
Estos establecimientos realizan acuerdos con entidades financieras para así poder comercializar una tarjeta que se maquilla como «tarjeta de fidelidad» pero que, sin embargo, enmascara muy posiblemente unos intereses usurarios.
Como ejemplo, el grupo Inditex, en su tarjeta Affinity, comercializa un producto financiero de BBVA; IKEA trabaja con Caixabank Payments & Consumers; la tarjeta de Alcampo corresponde a ONEY; y la Visa Cepsa tiene asociado un crédito con Wizink.
Existe una clara falta de transparencia a la hora de contratar estas tarjetas, puesto que, en la mayoría de los casos, los comerciantes no informan de las condiciones aplicables y únicamente se enfocan en vender los beneficios que se obtendrán de la misma.
En este sentido, existen tarjetas que tienen un 0% de intereses al usarse en el establecimiento contratado, pero, en cambio, al realizar una compra fuera de él, se aplican intereses que están fuera del tipo medio de mercado.
Antes de contratar cualquier tarjeta que nos ofrezcan en las tiendas, deberemos informarnos de si únicamente es una tarjeta de fidelidad, con la cual se acumulan puntos, descuentos, etc; o, si de lo contrario, ofrece algún tipo de financiación.
En este segundo caso, será importante el método de pago aplicado.
Si los pagos son aplazados: qué intereses y comisiones contienen y, en definitiva, cuáles son las condiciones que conlleva el uso de la tarjeta dentro y fuera de la tienda en la que se contrata.
Si dispones alguna de estas tarjetas vendidas como fidelización y que tienen una financiación incluida, ponte en contacto con nosotros para poder analizar tu caso y así evitar que la deuda se alargue en el tiempo y te devuelvan el dinero abonado de más.
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